CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

sábado, 19 de marzo de 2011

A HOSTIA LIMPIA

Si de algo podemos estar contentos los españoles, o los habitantes de este terruño de tantas lindes formado, es de los cursos intensivos que nos han dado periodistas, expertos, tertulianos y políticos metidos a docentes.
Primero fueron cursos de economía doméstica, macroeconomía, actividades bursátiles e inversiones. Como si nos hubiésemos remasterizado –remasterizar: master hecho a golpe de remo de trainera- en Cambrigde en dichas materias económicas, convirtiéndonos en auténticos versados en el trajín del money, money.
Y conocimos y profundizamos en el bono español y en el diferencial con el bono alemán; y en la inflación, el PIB, la deuda pública y el IRPF; y en la cartera de riesgos de la banca privada y en el volumen de impagados en las cajas de ahorro.
Y con estas lecciones sesgadas y partidistas, dependiendo de la emisora, canal y/o periódico atendido, las cosas iban de mal a muy mal, pasando de la indignación al cabreo colectivo.
Todo está sazonado, empanado, de puntos de vista partidistas y atendiendo a intereses particulares. Nadie, y si lo hay queda difuminado entre tanta información sectaria, incide en los problemas reales y señala soluciones por el interés general. Y abducidos de esa información, cromática en atención a los logos de los medios, vamos dando lecciones, sentando cátedras y firmando sentencias de desahucio. Y no somos más que peleles sometidos a los vaivenes de los vientos de los que bebimos: conservadores, liberales, progresistas, ecologistas...
Y claro, todos tenemos la información exacta, y el resto subieron al coche engañados.
Y ahora hemos penetrado en los farragosos cursos sobre física nuclear. Que sí, que no, que caiga un chaparrón. Del no pasa nada al estado apocalíptico, de la seguridad sin resquicios a la alarma nuclear, de los que aseguran que la gente huye de Japón a los que afirman que, exceptuando la zona cero y alrededores, la normalidad es tónica general; de los eruditos que aplauden la resistencia de las centrales nucleares, sólo resquebrajada por un terremoto del 9 y un tsunami del 10, a los que señalan con el dedo y sentencian, a toro pasado, “ya lo dije yo”.
Y cuanto más acelero, más calentito me pongo. Y paseando por el arco iris del batiburrillo mediático, escuchando a tirios y troyanos, atendiendo a Montescos y Capuletos, sólo me quedo con la envidia que me provocan aquellos que con tanta seguridad agarran al caballo por las crines y cabalgan a lomos de la verdad absoluta ¡Qué envidia, coño!
Ya somos doctores en economía y ahora nos preparamos para el doctorado en física nuclear. Así, aprendiendo a hostia a limpia.

1 comentario:

  1. No te recuerda esto un poco a la gripe A? Todos nos hicimos médicos de golpe (de bofetada) e hicimos un master en prevención de enfermedades contagiosas. en un mes olvidaremos la física, seguro, aunque ocurra una catástrofe. Y los colectivos informantes buscarán entre los escombros más puntois para estar en desacuerdo. Como dice Forges, Pais!

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