El anuncio de Ramón Jaúregui sobre la creación de un Consejo Estatal de Medios Audiovisuales con capacidad sancionadora, que debería abordar, a su juicio, contenidos que incorporan “valores devaluados de convivencia” y “climas de crispación y enfrentamientos”, es, como mínimo, para echarse a temblar.
¿Valores devaluados de convivencia? ¿Climas de crispación y enfrentamientos? Sin duda alguna el actual paradigma de la telebasura es Sálvame, con su abanderada Belén Esteban a la cabeza, y ellos sirven como parapeto para este absurdo Consejo censor. Como cuando Franco, sin medias tintas.
Hay leyes más que suficientes para proteger a los menores o para regular o sancionar contenidos sexistas, homófobos, racistas, etc. Miren señores censores, existe un código civil y/o penal que debe ser implacable con aquellos que pasen la línea de lo legislado, y no estoy dispuesto a que siete señores, que ustedes colocarán con la vitola de independientes, nos digan cuáles son los valores devaluados de la convivencia o quién crea climas de crispación y enfrentamientos. Quien devalúa los valores de la convivencia son, por ejemplo, Artur Mas y el señor Montilla cuando declaran que se van a pasar por el forro de su abrigo polar la sentencia del Tribunal Supremo sobre el español. Quien enfrenta a unos con otros son, por ejemplo, los dirigentes andaluces que afirman que se liarán un canuto con la sentencia del Tribunal Superior de Andalucía sobre el caso del señor Chávez y la subvención, de diez millones de euros, a la empresa donde trabaja su hija del alma. Quien crispa a la ciudadanía son, por ejemplo, todos aquellos que han dilapidado el dinero de los cántabros y ahora son incapaces de hacer llegar las subvenciones concedidas, por crear empleo, a las pequeñas y medianas empresa de Cantabria, porque la caja está más vacía que las palabras de Revilla y que la moral de Gorostiaga.
Y cuando acaben con Sálvame y con Belén Esteban, y con aquella que se benefició al hermano de un torero que se lío con la hija de una cantante de copla, espadas y bastos, ese Consejo seguirá velando por la convivencia, la crispación y el enfrentamiento.
Es que en Alemania, en Francia y en Inglaterra existen, nos dicen a boca repleta. Ya, pero esto es España. Ya quisiéramos los españoles tener una justicia como la británica, unos Consejos neutrales como los franceses y una economía como la alemana.
Este Consejo, con olor a nazismo o stalinismo, se quiere crear hoy para tener influencia cuando ya no gobiernen.
Por cierto, estoy seguro de que con ese Consejo me hubiesen censurado este artículo.
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