CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

jueves, 16 de junio de 2011

Emprendedores y empresarios

Es curioso, cuando a alguien, con iniciativa y valentía, se le quiere dejar en buen término se le llama emprendedor; cuando se le quiere humillar, se le denomina empresario.
Y así andamos en pleno siglo veintiuno, con unos sindicatos de clase que no tienen la más mínima clase y con una casta empresarial que parece preocuparse más de los grandes empresarios que de las pequeñas y medianas empresas, que son las que contratan a más del 80% de los trabajadores españoles. Y están, con tantos o más motivos que los acampan a sus anchas en plazas y plazoletas, indignados hasta el tuétano. Si los indignados que se aferran al 15M protestan porque el futuro se les presenta más negro que el sobaco de Will Smith; a las Pymes, además de enfrentarse al mismo negro porvenir, se les ahoga, se les adeuda y se les humilla bajo el rodillo implacable de las agencias recaudatorias estatales.
Centenares de miles de Pymes han tenido que echar el cerrojo, con el consiguiente despido de trabajadores y los dramas personales que se derivan; y asumir, en algunos casos, deudas que tendrán que soportar por años y años, que trascurrirán lentos como los movimientos de nuestros dirigentes.
Y estos pequeños y medianos empresarios, que se jugaron su capital, que se endeudaron, que se plantaron firmes con valentía ante un reto ilusionante, que crearon puestos de trabajo; ahora, con la crisis de los cojones, están dejados de la mano del Diablo y soportando vejaciones, una y otra vez, de eso que llaman Estado.
Cuatro años, repito, cuatro años han pasado desde que todo se fue al carajo, y todavía, a día de hoy, los empresarios tienen que seguir abonando el IVA de aquellas facturas que no han conseguido cobrar y que en un alto porcentaje tienen que satisfacer las administraciones públicas. Cuatro años desde que temblaran los sótanos de las entidades financieras y los empresarios, a día de hoy, siguen apoquinando con sus deberes fiscales mientras se arrollan sus derechos a cobrar por lo trabajado.
Pequeños y medianos empresarios que se parten el alma, junto con sus trabajadores, para mantener a flote un barco torpedeado por aquellos que deberían protegerles; porque, a fin de cuentas, son los que contratan a aquellos que si no tienen trabajo se indignan. Pequeños y medianos empresarios a los que se les adeuda billones de pesetas, miles de millones de euros.
Cada vez que oigo a un político decir que va a crear no sé cuántos puestos de trabajo, se me encienden las tripas. Me parece más sensato, antes de intentar habilitar mecanismos para crear empleo, que falta hacen, desarrollar políticas para consolidar el que existe. Y que el Estado pague, y si no, habrá que dejar de pagar al Estado.

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