CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

lunes, 18 de abril de 2011

A Tocateja

Hemos perdido el sentido de la realidad. Como cuando veíamos esas horrendas imágenes del tsunami arrasando Japón, desplazando casas, barcos y coches como si fueran de papel, como si fuera una maqueta.
Y con el dinero, también.
Imagínense por un momento que volvemos a la gestión de cobro de nuestros padres, a recibir el salario en un sobre. Dinero contante y sonante. Dinero que pesaba en la mano. La misma mano que se lo había ganado a golpe de tajo, de curro desagradecido. Dinero y punto.
Imagínense la escena. “Fulano, pase por caja para recoger su sobre. Aquí lo tiene usted: 1.200€ (¡ojalá todos llegaran a esta cantidad!). Ahora pase por este cuarto a realizar los pagos mensuales, y de por vida, que le corresponden”. Fulano recibe el sobre y se siente bien. Un hombre, o una mujer, que ha hecho bien su trabajo y que recibe la correspondiente asignación. Dinero para su casa, para sus hijos, para vivir. Fulano, sobre en mano, entra en el cuarto de los pagos. “Muy bien Fulano, entre IRPF, SS, protección al desempleo y otros apartados, me debe dar usted 200€”. Fulano mete la mano en el sobre y, torciendo un morro que antes era sonrisa, apoquina la cantidad exigida. “Gracias Fulano. Sigamos con el IVA de lo que usted ha consumido el mes pasado: 800€ al 18% y 150€ al 7%, en total, 154,5€. Y gracias de nuevo”. Fulano pasa del cabreo a la impotencia, cuenta tres veces billetes y monedas y abona la cantidad reclamada. “En concepto de contribución, basuras, impuestos de circulación y algún otro impuesto que se me va al limbo, señor Fulano, otros 100€”. Y Fulano soltando la gallina como quien despide a un hijo que emigra. Y así, sableando el sobre recibido, llega a casa con lo puesto. Y gracias. Y la mitad de la gasolina son impuestos, y el 80% del tabaco, y respirar, al tiempo.
No tenemos conciencia de la cantidad de dinero que pagamos en impuestos. Si de verdad fuésemos conscientes de ello, si nos lo quitaran a cara de perro, si los pagásemos a tocateja, sólo con esa percibir esa sensación tan desagradable, a más de uno le entrarían ganas de ser tunecino; o islandés; o de agarrar por la pechera a más de un político y exigirle, dejándonos de tonterías, transparencia y austeridad. No como ahora, que parece que el dinero lo ponen ellos.
Y esta teoría, que llega a ser poética, no ha sido idea mía. Es de Oscar, un amigo, que la culminaba apuntando que después de todo esto, un día de junio, se planta en tu casa, además, un individuo que, en nombre de Hacienda, te reclama 1.000€ más para liquidar deudas. Y a tocateja, te dan ganas de morirte.

3 comentarios:

  1. Cuanta razón. No solo los impuestos, que son salvajes: si todo se pagara a tocateja, no tanto crédito y tanta tarjeta, nadie se endeudaría.

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  2. ¿Te acuerdas de cuando los pisos se pagaban en "letras"?

    Yo de niño pensaba que eso de ser literato debía ser algo así como Banquero. Tenias que devolver todas y cada una de las que firmabas, todos los meses, y sin dilación. Era la mayor preocupación de mi padre, funcionario, que tras 15 años ya no supo porque ir a trabajar todos los días. Y se compro una televisión de 25" Grundig, y nos quedamos huérfanos, y él de mal humor y despotricando contra el mundo.

    Por cierto, en Twitter, no hace falta darle la puntilla a nadie cuando lo bloqueas, simplemente deseale buen viaje y dile que no compartes sus formas. O seras tú quien quede en evidencia, no hay que picarse y entrar a trapo. es el objetivo de muchos.

    Y llegará un momento que ser objeto de un piropo por alguien conocido se convertirá en un deporte nacional.

    En Twitter han traducido mal "Followers". No son seguidores, también hay detractores, indiferentes y curiosos. Son "escuchadores". Y te señalan las notas falsas.

    Una nueva cuenta de Twitter se tarda apenas 25 segundos en crear. Y volver a seguirte, y seguir vilipendiandote.

    Que tú has sido "Informático", y esto de Internet y los ordenadores se hace para seres humanos y por ellos. Como el arte.

    Al menos a cierto nivel. Tiene un componente humanista el enlazar en una conversación a toda la humanidad, sin apenas barreras.

    No seas peor de como eres en el mundo real. Y tú sabes meterte el público en el bolsillo ;).

    Un saludo

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