CON CAPACIDAD DE ENCAJE

ENTRE EL PERICARDIO Y LOS SESOS BUSCANDO SENTIDO COMÚN

miércoles, 19 de enero de 2011

El dramaturgo francés

No hace mucho tiempo, tomando un café con un dramaturgo gabacho, aquí, en los Madriles, no sé cuándo ni cómo, ocupó nuestro tiempo el tema Zapatero y la soledad de muchos que, habiendo siempre caminado bajo la bandera del progresismo -que no de los progres de nuevo cuño-, se sienten perdidos, abandonados y, en algunos casos, traicionados y pisoteados en su espina dorsal. Y el gabacho, socialista de toda la vida, nos contó, entre sorbos cafeteros y bocanadas de humo de tabaco negro -entonces se podía fumar en algunos bares y restaurantes-, que cuando llegó el momento de decidir su voto, en el año 2007, entre la socialista francesa, Sègoléne Royal, y el conservador galo, el calzas Nicolás Sarkosy, lo tuvo más claro que el futuro de Rajoy: votó, sin el menor desasosiego emocional, al marido de la Bruni.
Extrañado, le pregunté que cómo había tenido las tragaderas de abandonar sus ideales apoyando al de las calzas. Se encendió un ducados, entonces se podía, pidió otro café olé y con la gravedad pintoresca de un director de teatro me clavó sus ojos verdes, me perdonó la vida, y me dijo: “Antes que socialista, comunista, o todo lo que acabe en ista, soy francés. Entonces creí, aún lo sigo haciendo hoy con más convencimiento si cabe, que mi país, en esos días de tambores de guerra económica y de ideales difuminados, necesitaba alguien como Sarkozy. Ya sé que aquí, en España, me hubieran señalado con el dedo acusador y me hubiesen colgado el cartel de Ojo, traidor a la causa, fascista en ciernes. Aquí, en España, necesitáis sentir que la tierra tiembla bajo vuestros pies para daros cuenta de que todo se puede derrumbar. Entonces, algunos, podéis cambiar el voto, y lo haréis, muy a pesar vuestro, con un sentimiento de fracaso que os hará sentir más viejos, con menos fuerza, derrumbados. Porque aquí, en España, la política es visceral, no cerebral. Os encanta convertir las opciones políticas en estigmas. Fíjate en esta paradoja: se necesita una buena gestión económica –casi siempre llevada a cabo por la derecha- para que la economía crezca, se cree empleo, haya superávit en la caja del Estado y ese excedente de dinero se utilice para avanzar en las políticas sociales –llevadas a cabo, de forma mayoritaria, por la izquierda-. En Francia cambiamos de gobierno, en España cambias de vida”.
Sólo le escuché. Extendí la mano derecha y le cogí prestado el mechero, que descansaba encima de la cajetilla de Ducados. Prendí mi cigarrillo y no tuve que mirar si a mi espalda andaba al acecho la Gestapo. Aún dudo de si me habló el dramaturgo o me sermoneó el francés.

3 comentarios:

  1. "Aquí, en España, necesitáis sentir que la tierra tiembla bajo vuestros pies para daros cuenta de que todo se puede derrumbar" Me encanta! Gran agilidad y gran razón :)

    Un besito! ;)

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  2. Te sermoneo un francés con cierta dramaturgia. Con tu permiso, te leeré de tanto en tanto.

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  3. Gracias a los dos por leerme y Otto, sin mi permiso y cuando quieras, faltaría más. Un saludo

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