Artículo publicado el 31 de diciembre de 2011 en el el diario El Mundo, Edición de Cantabria.
En este caso, cuando agoniza el viejo año, cuando pide parto el nuevo, sin epidural, a puro huevo, no sé que me provoca más hastío, si el puñetero que se fue o el desafiante que se nos viene encima. Y esta indolencia curada, como el jamón, tras doce meses húmedos, en cuevas tenebrosas, al aire de la sierra más inhóspita y bajo la atenta mirada estrábica del mayor de los ineptos, lejos de ahuyentarse ante la nueva etapa, se afianza en mi ánimo con la misma virulencia que me provoca el seguir viendo que aquí nadie paga peaje ante los abusos, las estulticias y los desvaríos de quienes se creyeron por encima del bien y el mal.
No recuerdo un año en el que haya aprendido menos. No soy capaz de visualizar una etapa más sombría. No me cabe en la cabeza que se vayan de rositas: tirios y troyanos, montescos y capuletos, los unos y los otros.
Camps entrando en el baño de una gasolinera donde Pepiño descubre en el espejo, poniendo el culo en pompa, que a la Corona le ha salido “ungrangranín” allí donde se sufre en silencio. Rubalcaba haciendo del pozo donde caer la fosa de las Marianas, Chacón en tinta nacionalista perdiendo por primera vez su feudo catalán y como premio pidiendo dirigir la nave socialista, y Tomás Gómez, el delfín de Zapatero, que nunca pasará de mule, moma o chaparrudo, haciendo el ridículo cada vez que abre esa boca que se comió los euros de Parla a lomos de un tranvía llamado despilfarro. Agudo pegando sellos con la baba, la misma mala baba que utilizó para chulearse de aquellos que querían saber como andaba la cosa del dinero en Cantabria. Gorostiaga en la mesa del Parlamento jugando con Marcano al tute subastao: a ver quién es más chulo, o chula, que si no me crujen las feministas recalcitrantes que no admiten otra teoría que la suya. Revilla estampándose, con el puro más apagado que la estrella de Sara Montiel, contra el muro que delimita el Congreso de los Diputados, allí donde Alí Shyed, el hombre sabio, hizo un graffitti con los colores de la bandera del Racing utilizando como brocha el bigote indecente de Pernía.
Y así podría seguir folios y folios, jugando a bailar con las palabras al son de la música de la banda más vergonzosa desde que este país consiguió la democracia, perdón, la partitocracia. Pero hoy se nos va este año con el rabo entre las piernas y llegará otro, el de los Mayas, amenazando con matar moscas con el rabo nuevo, y, supongo, que no es de recibo finalizar con el deseo de acabar con esta tropa repelente. No. Acabaré fundiéndome con todos ustedes, queridos lectores, en un abrazo optimista, esperanzado y, sobre todo, vigilante. Feliz 2012.
Oye, precioso análisis (y precioso gatete en la foto de mi derecha, pardiez). Suena a tragicomedia pura y dura (Rubalcaba, Urdanga, Sara Montiel...), pero el elenco promete.
ResponderEliminarTambién me quedo con el optimismo. El mundo es feo porque los humanos lo hemos hecho feo. Vamos a ver si se nos pasa la pereza y lo cambiamos a la de ya. Genios como usted serán necesarios cuando nos pongamos a ello.
Un abrazo.